miércoles, 29 de mayo de 2013

Desde prisión el general Baduel: “El país necesita una constituyente” vía www.6topoder.com

27 may 2013 Leocenis Garcia

Me ha tocado hablar muchas veces con el General Raúl Isaías Baduel, y siempre tengo la impresión que guarda más de lo que suelta. Baduel nos recibe con su café, que él mismo se encarga de preparar, y expectante su madre, la misma que el Presidente Chávez halagaba por sus dulces, y las hijas del ex ministro de la Defensa, que siempre huían de la fanfarria y el protocolo que acompañó a su padre por muchos años, por su condición de jerarca militar.
Baduel se esmera por atender a su esposa Cruz y a sus hijos, que suman doce, y de los cuales uno bromea, imitando la voz pausada de su padre, mientras todos sonríen en medio de la prisión que Hugo Chávez le impuso a Raúl Baduel.
Por Baduel tengo gran estima, pero eso no me impide hacer las preguntas incomodas que él hábilmente busca sortear. La grabadora empieza andar, y pienso que este hombre guarda en sí, la apreciación de lo que hoy sucede en Venezuela, porque le tocó ser protagonista de la primera muerte del Presidente: la del 11 de abril.
Sin embargo en la segunda muerte, ya no la política sino la física, Raúl no pudo estar. Y Chávez ascendió a la montaña, un camino que debió emprender en solitario.
De entrada me manifiesta que nunca conoció bien a Nicolás Maduro, dado que es un personaje que no aparece en el entorno cercano de Chávez sino hasta 1994, cuando sale de prisión mediante la amnistía del gobierno Caldera. Revela por qué un civil fue el sucesor del poder y no un militar del movimiento. Explica el porqué del distanciamiento con su compañero de armas, Hugo Chávez, y cómo éste nunca le perdonó haberle hecho duras críticas durante su etapa como miembros del MBR-200.
Expone la que, a su juicio, es la solución a la crisis que se presenta en el país; las razones por las cuales sigue en prisión y cómo pudo haber salido ya en libertad, pero debido a la injerencia de terceros su caso no fue revisado por los tribunales correspondientes.
General Baduel, ¿cómoranscurre su día a día en prisión?
Mi día a día transcurre con mucha fortaleza y templanza, no se circunscribe sólo a mí. Esto afecta a mi familia y allegados. Dios ha permitido esta circunstancia difícil, sin embargo Él no nos desampara, Él sabe cuál es el propósito por el cual permitió que yo pasara por esta dura prueba.
He asumido mi rutina diaria como un trabajo que ofrendo a Dios. Muy tempano me levanto, me aseo, hago mi oración, voy al patio y hago ejercicios cuatro veces a la semana por una hora u hora y media. En ocasiones se ve trastocada la rutina, dependiendo de a qué hora abran el patio.
De 8.00 am a 9.30 am hago entrenamiento físico, pero previamente hago oración, personalmente, de una manera muy ortodoxa. Normalmente rezo tres salmos diariamente, de acuerdo al calendario busco las escrituras y las leo. Después de hacer ejercicio, desayuno. Me he impuesto una disciplina en la comida para evitar contratiempos de salud. A raíz de esa experiencia aprendí incluso a cocinar, porque no sabía. Después del desayuno hago lectura, reviso algunos documentos. Una de las tareas que he estado haciendo es revisar un trabajo que publicó Fausto Masó en el año 2008, con un título que escogió él, y no el que yo había pensado.

Sobre la constituyente…
Originalmente era un trabajo de investigación en el área de seguridad y defensa energética y petrolera del Estado. Esa revisión me ocupa mucho, ya que una de mis aspiraciones es hacer una versión actualizada en este trabajo. Cuando salí del servicio activo al retiro, gracias a un equipo de trabajo con el cual uní esfuerzos, logramos ampliar ese trabajo original a un diagnóstico/pronóstico, con unas opciones de solución para el país en cuatro grandes áreas, que llamamos factores: Factor Educativo-Cultural, Factor Económico-Petrolero, Factor Político-Institucional y el Factor Ideológico, con la propuesta final de por qué, para qué y cómo convocar una asamblea nacional popular constituyente como la vía eficiente y democrática para recomponer nuestro país.
Cuando oigo hablar de reconciliación opino que el mejor espacio para esto sería la activación del poder constituyente originario. Una asamblea constituyente, en su concepto más universalmente aceptado, es un pacto máximo de amplio consenso de todos los sectores del país y que además estén representadas las minorías. Por eso, si cree conveniente, podemos abordar ese tema más adelante.
Veo que tiene muchas imágenes de Nelson Mandela
Antes de estar en esta situación yo ya sentía admiración por Nelson Mandela, seguía las incidencias de aquel régimen de “apartheid” que existía en Sudáfrica; leo su historia como parte de la rutina de dedicar tiempo a la lectura y al estudio.
Para complementar la pregunta sobre la rutina, he incorporado a mi hábito diario de la tarde-noche compartir con mis compañeros del quinto piso jugando partidas de Dominó, y nuevamente la lectura antes de dormir.

General, ¿pensó usted alguna vez estar en esta situación en la que se encuentra?
Me habían alertado, pero yo pensaba que era muy difícil. Yo estaba alerta sobre lo que podrían originar mis posiciones en algunas personas, comenzando con el presidente Hugo Chávez. Ciertamente, no hubiera dado crédito a que podría llegar a esta situación en la que estoy por orden de Chávez.
¿Usted cree en el Karma?
Es un tema delicado porque soy católico practicante, mas sin embargo tengo una actitud abierta. Pienso que el ecumenismo debería trascender al mismo cristianismo. Para mí, lo importante es que seamos hombres y mujeres de fe. Soy admirador de las culturas del mundo oriental y particularmente del Taoísmo. He dado modestos pasos en el Taoísmo como filosofía, algunas cosas me llaman la atención y las respeto. Si nos vamos por la doctrina cristiana, creo que Dios tiene el control de todo lo que sucede en nuestras vidas, y que no permite que pase nada si no será para el provecho de nosotros mismos.
Todos los que participaron en la construcción de la intentona de golpe de Estado del 4-F estuvieron presos, usted fue el único que se salvó porque no participó, por eso la pregunta acerca del Karma.
Bueno, hay que hacer una aclaratoria que el mismo Chávez le hizo al “Gabo” García Márquez. En enero de 1999, en relación con lo que pasó el 4-F, que tiene su origen en el juramento en el samán de Güere en 1982, que hicimos Hugo Chávez, Jesús Urdaneta, Felipe Antonio Acosta Carlez y mi persona, juramos por luchar y ver en nuestro país una democracia sólida y con profundo contenido social. Lo que pasó el 4-F, Chávez planteo hacerlo el 31 de diciembre de 1991, convocó a una reunión del comando y estado mayor del movimiento el 21 de diciembre del 91 y planteó ir a la acción militar en la fecha mencionada.
Yo me opuse y expuse mis razones para ello. Una de las primeras razones que di es que esta no debía ser una opción primaria para la toma del poder. Hago un inciso para explicar por qué el movimiento. Cuando nació, se llamaba Ejército Bolivariano Revolucionario 2000. El número 2000 era porque en el año 82 se veía este como un lejano año, como la fecha de inicio de un nuevo horizonte. La idea era promover en el seno de la Fuerza Armada la conciencia cívico-democrática que hiciera sinergia con el resto de los factores de la sociedad para lograr ese anhelo de democracia que habíamos jurado en el samán de Güere.
Yo manifesté en esa reunión del 21 de diciembre las razones por las que no estaba de acuerdo. Chávez se lo reveló a García Márquez en un vuelo de La Habana a Maiquetía en el año 99. Como siempre se había dicho que eran tres los militares que habían hecho este juramento, Chávez le dijo que en realidad había otra persona, y el cuarto hombre era yo. García Márquez le preguntó a Chávez si era posible entrevistarme, a lo que el entonces presidente respondió que no era conveniente porque yo aún era un oficial activo. Puntualizando las cosas, en los planes de la época todavía no estaba concretado un proyecto de país.
Napoleón Bravo se burla del juramento en el samán de Güere, dice que ustedes se pararon a mear ahí e hicieron el juramento. Hay mucha historia detrás de esto, pero ¿en realidad fue algo serio?
Hay muchas versiones de esto, por ahí salió un General diciendo que fue más bien una cuestión de borrachos en el casino de oficiales del cuartel Páez. Yo respeto el derecho de cada quien a expresar sus opiniones. En ese año del juramento (1982) yo tenía 26 años.
Ustedes hicieron algo muy romántico, un juramento ¿Quién hizo la propuesta de ir al Samán de Güere?
No recuerdo quién hizo la propuesta específica de ir allá, pero presumo que fue Hugo Chávez. Hay muchas versiones, pero primero salimos a correr cerca del sitio y luego surgió la propuesta de ir a hacer el juramento. Si las opiniones son que no era una formalidad, pues yo mismo he dicho que cualquier persona que haya pasado por ahí y hubiese visto a cuatro tipos vestidos deportivamente alrededor del samán pensaría que estábamos orinando, como lo dice el señor Bravo.
Volviendo a lo anterior, otra de las razones que argüí fue que había que considerar el daño colateral que podía originar la acción que se realizó el 4-F, si ocurría el 31 de diciembre del 91. Yo tenía conocimiento de los planes porque el área donde me desempañaba en el comando y estado mayor del movimiento era precisamente el área de operaciones, donde llegaban todos los planes y proyectos.
En aquella época ¿discutía usted mucho con el ex-presidente Chávez? recordemos las críticas de parte de él cuando usted se pronunció sobre la reforma constitucional.
A mí me sorprendió enormemente cuando el 3 de julio de 2005 tuvimos una situación tensa el presidente Chávez y yo. Con palabras gruesas, me dijo que él estaba claro de quién era yo desde el 21 de diciembre de 1991, fecha en que me opuse a realizar la acción armada el 31 de diciembre de 1991. Eso me sorprendió porque me hizo referencia a algo que había sucedido hacía tiempo.
Cuando creía que algo no estaba bien orientado yo le manifestaba mis opiniones. En 2005 yo era Comandante en Jefe del Ejército, y ese 3 de julio hubo una situación en particular sobre la conformación del alto mando militar. Me sorprendió cuando Chávez me dijo: “Yo estoy muy claro de quién eres tú desde el 21 de diciembre de 1991”. Siempre hubo una situación como de desconfianza de él hacia mi persona, pero debo decir con toda propiedad que para mi familia y para mí Hugo Chávez fue un entrañable amigo y un hermano del alma en nuestra relación personal.
Entonces, si uno se precia de ser amigo de alguien y no se está de acuerdo con algo de esa persona, ¿a quién más que a un amigo uno debe con fundamentos explicarle algo con lo que no se está de acuerdo?
Volviendo a la propuesta de hacer lo del 4-F el 31 de diciembre del 91, yo argumenté que no estaba listo el proyecto de país que anhelábamos, y que si teníamos éxito ¿qué íbamos a hacer con la Fuerza Armada, con los oficiales más antiguos? ¿Se subordinarían, los daríamos de baja? Incluso hice muchas reflexiones jocosas ese día.
La cuestión es que Chávez le confesó a García Márquez el por qué no participé en el golpe, y la decisión que se tomó era pasarme a la reserva y que sobreviviera dentro de la Fuerza Armada. Nadie puede decir “Baduel nos delató” o “Baduel nos sacó el cuerpo después que caímos presos” porque a todos los que pude visitar los visité. Chávez salió de la cárcel en marzo de 1994, y unos meses después, el 24 de junio de 1994, fue al campo de Carabobo al desfile que se realizaba. En ese momento yo era Comandante del Batallón Piar y estaba en las adyacencias, donde un oficial superior de la brigada blindada amenazó con darle unos tiros debido a su presencia en el lugar. Yo me acerqué y lo defendí, diciéndole al oficial que Chávez, en calidad de oficial retirado, tenía derecho de acceder y presenciar el desfile.
Dado que usted consideraba a Chávez como un entrañable amigo ¿Cómo recibió la noticia cuando se anunció su muerte?
Bueno, no solo el anuncio de la muerte. Desde 2011, cuando  comenzaron los rumores de que estaba enfermo, puedo decir con propiedad que a mí y a mi familia nos preocupó eso. El 25 de junio le hice oración privada. Tuve una revelación de Dios, de que su voluntad era su voluntad y había que respetarla. Al abrir la Biblia me encontré con “Juicio sobre Babilonia” en Isaías 47. Luego, el primero de julio, yo le pedía a Dios por él y por Venezuela, y nuevamente, abriendo la Biblia, me encuentro con Isaías 47. Yo vi a la familia después de eso, incluso mi hijo Miguel tuvo un mensaje muy querido y sentido hacia su familia, que me llena de emoción y de orgullo. Realmente no nos causó ninguna complacencia la muerte del presidente Chávez.
General, cuando el presidente Chávez se iba a Cuba a internarse, corrieron rumores de una supuesta liberación que se le daría a usted. ¿Cómo interpreta usted lo que pasó, que no se produjo su liberación o no se cumplió?
A finales de noviembre del año pasado estuvo la ministra Iris Varela y algunas personas de su equipo, y me señalaron que el presidente Chávez tenía instrucciones de hablar conmigo. A mí me parece que hubo cierto interés de que no se diera la reunión, porque se le dijo a la ministra que yo no la iba a recibir, cosa que no era así. La ministra vino y la atendimos con el respeto que se merece un funcionario público. Ella me preguntó si yo quería hablar con el presidente; le respondí que no tenía nada que hablar con él y me volvió a insistir en que si yo no tenía nada que decirle. Le dije algunas cosas que a ella no le agradaron, y me respondió que ella no iba a decirle eso al presidente porque ella tenía muy buen afecto por él, que lo consideraba como un padre.
Le dije que realmente la situación no era solo lo que pasaba conmigo sino con mi familia. Desde diciembre de 2002 mi familia y yo hemos sido objeto de atentados y acciones violentas. Dado que me tomé la libertad de abogar por mi caso, expliqué que no estoy de acuerdo con el indulto porque un indulto es una aceptación tácita de culpabilidad, creo que en mi caso -y me atrevo a decir que en casos similares como los de los compañeros de la policía metropolitana, dado que he interactuado con ellos estos cuatro años- bien merecemos que se nos dé una amnistía y se nos restituya a la libertad.
La ministra insistió en que si yo estaba dispuesto a hacer el proceso psico-social y, además, que nunca había participado en este proceso y era conocida mi actitud de rebeldía. Hice el proceso, la ministra fue diligente a cumplir las instrucciones e incluso envió a un vice-ministro a supervisar. El 21 de diciembre tuve conocimiento de que los resultados de mi caso estaban ya en el Tribunal de Ejecución Militar de Caracas, y esto se quedó ahí, incurrieron en silencio administrativo. Eso me llamó poderosamente la atención. Tengo la impresión de que el presidente (Chávez), dentro de los marcos legales, tramitaba nuestra liberación.
El 18 de julio de 2007 fue el día de su último discurso como Ministro de la Defensa ¿Fue esa la última vez que vio al Presidente Hugo Chávez?
Aún no nos habían mandado a desalojar la residencia ministerial, ya que yo había dejado de ser militar y pasaba a ser un civil con uniforme, y ajustándome a la verdad, cuando Chávez se acercó a despedirse me hizo una amenaza, me puso la mano en el hombro y me dijo: “Ahora es que vas a tener bastante tiempo”, me acompañó al patio, a la salida, y esa fue la última vez que lo vi. No volvimos a hablar después de eso.
Después que usted da este discurso Chávez le da las gracias pero de una manera despectiva. ¿Usted lo sintió así?
Claro, porque eso yo se lo había dicho, entre otras cosas, y por eso tengo esa tranquilidad de conciencia. En el samán de Güere juramos que debíamos conformar un gobierno de los mejores, independientemente de parcialidades políticas; formar un país como el que merecemos los venezolanos, en democracia. En muchas ocasiones le hice observaciones de eso, que era algo más que consignas y lemas. Yo asumí el planteamiento con seriedad.

¿Cómo puede explicar usted dónde quedan Jesús Urdaneta, Francisco Arias Cárdenas y toda la gente que estuvo en el alzamiento militar? ¿Qué sucedió, que quien toma el relevo es un civil que ha dicho que era escolta del Presidente y es hoy en día el heredero del poder?
Yo realmente no conocía a Nicolás Maduro, él comenzó a tener cercanía con Hugo Chávez cuando salió de la cárcel. Recuerde que el movimiento lo hicimos como un movimiento celular, eran pequeñas células, procurábamos que no se conociera a todo el mundo, pero en los tiempos desde 1982 no sabía nada de él.
Usted no participó en el proceso electoral de 1998. ¿Cómo lo contactan para ser enlace del presidente después de su victoria aquel año?
A mí me contactaron el 10 de diciembre de aquel año. Yo estaba trabajando en la secretaria del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa en el Palacio Blanco. Había terminado una maestría en Seguridad y Defensa, por lo que estaba a punto de recibir un cargo en el CUFAN (Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional) cuando me ordenaron presentarme en el verano del 98 con el Comandante de Brigada de Puerto Ayacucho. Después de un tiempo recibo una llamada del jefe de personal del Ejército, cuestionando mi estadía en la capital del estado Amazonas, y me ordena presentarme inmediatamente en la Secretaría del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Al momento de las elecciones yo estaba en esta secretaría cuando me avisaron que me iban a colocar a cargo de una dependencia importante. En el momento estaba al frente de dicha dependencia un Coronel, hoy retirado, que daba muchas largas para entregarme el cargo. En esos tiempos iba todos los días al Fuerte Tiuna a realizar ejercicios, cuando el día 10 me encontré a Pedro Carreño y fue él quien me informó que el Presidente Chávez solicitaba localizarme.
Volviendo al tema anterior ¿Por qué Nicolás Maduro y no un compañero de armas del 4-F?
Lo que yo puedo evaluar es que Hugo Chávez se fue haciendo cada vez más resistente a darle espacio a aquellos que le hacían críticas. Por ejemplo, lo que sucedió con Jesús Urdaneta, un hombre de carácter fuerte y convicciones sólidas, que fue designado por Hugo Chávez como jefe de la DISIP y posteriormente relevado de su cargo como consecuencia de las críticas a su gobierno.
El Gobernador Arias Cárdenas hizo cosas más fuertes que usted, desde el punto de vista mediático, y un día llama arrepentido al presidente Chávez, quien lo perdona hasta el punto de encomendarle cargos de gran importancia para el país. ¿Cree que eso era lo que esperaba Chávez de usted?
Es posible. A mí me pueden tachar de prepotente, de orgulloso, pero si yo creo y estoy convencido en algo mantengo mi posición; procuro no sucumbir por cualquier prebenda o algo por el estilo. De hecho, hubo algunos contactos en el año 2007 donde se me asomaba la posibilidad de ocupar un cargo en la administración pública, y a las personas que me llamaron les dije que mi posición estaba tomada, que no me parecía que el gobierno iba hacia lo que anhelábamos.
Usted participó en un juramento por preservar y consolidar la democracia en el país. ¿Aún tiene una tarea por cumplir?
Primero debo hacer auto-critica. Yo no eludo las responsabilidades en el momento de la gestación del movimiento. En realidad, conspiramos. Decantando en el tiempo las cosas, estoy convencido de que la democracia es el mejor sistema que se merece nuestro país, no me refiero solo a estos 15 años sino que opino que en los llamados 40 años de democracia representativa también se fue desviando del camino ese anhelo de vivir en una democracia como merecemos los venezolanos. Primero como ciudadano y luego como soldado en actividad en abril de 2002 fui fiel a esos postulados de respetar la Constitución y las leyes. Luego, estando en retiro, me correspondió dar un aporte como ciudadano con la situación del 2 de diciembre de 2007 al oponerme al referéndum que buscaba asegurar la reelección indefinida. Creo que de alguna manera he mantenido mi promesa, y aun estando en esta circunstancia, con los modestos medios que he podido, he manifestado mi opinión siempre en defensa de la democracia. Formalmente, desde el año 2010, vengo proponiendo al país que nos activemos en lo que se denomina el desafío político no violento.
¿Está usted incluyendo a la constituyente como una salida a los problemas del país?
Creo que no hay otra manera de reconciliarnos pacíficamente que no sea a través una constituyente. Yo confieso mi desconocimiento del tema, además, con todo respeto, digo que uno de los problemas de la sociedad venezolana es el desconocimiento que hay en la colectividad en general con el tema de la constituyente.
¿Cree que una propuesta de constituyente, como usted quería, hubiera germinado más en sectores del chavismo que en la oposición?
Lo que pasa con ese tema es que, históricamente, las constituyentes de nuestro país no tienen prestigio porque se han hecho como quien manda a hacer un traje a la medida, es decir, leyes para los que tienen el poder en ese momento. De esto no escapa la constituyente del 99. Confieso que aun hasta antes de pasar al retiro yo no tenía conocimiento de qué era la constituyente. Realmente la constituyente lo puede todo en cuanto y tanto no viole los derechos fundamentales. Por eso yo creo que, si debo hablar, debo hablarles a aquellos que creen en la democracia, y tengo la convicción de que la mayoría del pueblo venezolano suscribe la democracia. Yo creo que entre los factores llamados de oposición y los factores llamados del chavismo, ambos unidos, no llegan a sobrepasar el 40% de la voluntad popular de este país, quiere decir que hay un 60% que no suscribe ni una posición ni la otra, que no quiere volver al pasado ni seguir con lo presente. Quitemos a ese 60% un 10% que represente a los abstencionistas natos que no quieran participar, manejando el tema de la constituyente, también tendría que haber una propuesta para este grupo
¿Cree usted que hay una crisis en Venezuela? ¿Qué propondría para resolver esta crisis?
Es obvio que el país está en una crisis en los órdenes político, económico y social… Me resulta un poco delicado, yo insisto en que la constituyente es la propuesta para solventar la crisis. En el escenario de no haber constituyente -opino como soldado formado- no puedo dejar de mostrar mi inquietud de que se pudiera desencadenar en nuestro país la violencia, que sabemos cuándo comienza y dónde pero nunca cuándo y cómo termina. Si hay algo en lo que debemos aportar todos los sectores es en que el país no caiga en una espiral de violencia. De igual manera alzo mi voz con que las Fuerzas Armadas se involucren en la situación política del país.
VÍA 6toPoderweb

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